En octubre de 2000, dos investigadores de UC Berkeley publicaron el primer estudio para cuantificar, en términos informáticos, la cantidad total de información nueva y original creada y almacenada en medios físicos en un año determinado. En 1999, ese número era de 1,5 exabytes. Este año alcanzaremos los 74 zettabytes y llegaremos a los 149 zettabytes en 2024. Un zettabyte equivale a 1000 exabytes.
¿Cuál ha sido la causa de este crecimiento? Los ordenadores personales se remontan a los años 70 y se hicieron bastante comunes en muchos hogares ya en los 80. Internet se hizo más convencional a mediados de los 90. Estos desarrollos impulsaron aumentos en la generación de datos, pero el verdadero desencadenante estaba a pocos años de distancia.
El primer smartphone con 3G llegó al mercado en 2001, el primer iPhone impulsó la adopción comercial a nuevas cotas en 2007 y poco después el iPad en 2010. En 2026, Ericsson prevé que generaremos 226 exabytes de tráfico de datos móviles al mes. Cuando pensamos en informática y generación de datos, hay un antes y un después de la informática móvil.
Esto es relevante hoy en día debido al impacto que tuvo en el sector de los centros de datos. A medida que las aplicaciones móviles se hacían más avanzadas, y las expectativas de los consumidores en torno al rendimiento y la latencia más exigentes, se impulsaba la informática desde el centro de datos tradicional y más cerca de esos consumidores; hasta lo que hoy en día reconocemos como el extremo de la red (edge).
El crecimiento del edge computing requiere una categorización
El crecimiento de los consumidores de informática móvil no ha sido el único impulsor, por supuesto. Esa demanda de computación de baja latencia se ha hecho omnipresente, con todo tipo de empresas, desde Wall Street hasta Walmart, midiendo el éxito en milisegundos. El paso al edge ha sido la tendencia posterior a la nube más significativa en el centro de datos, y la introducción de nuevas aplicaciones y tecnologías en las áreas de transporte inteligente, telesanidad y otras muchas garantizan que el edge está aquí para quedarse. El aumento del trabajo remoto impulsado por la pandemia y la informática solo ha acelerado esta transición.
En los primeros días del edge, uno de los desafíos más significativos a los que se enfrentaba nuestro sector era simplemente entender lo que era realmente el edge. Para algunos, era un armario de TI sencillo. Para otros, era más o menos un microcentro de datos. Las configuraciones y aplicaciones que admitían eran tan diversas y diferentes que cualquier discusión amplia sobre el edge parecía inútil.
Abordamos esto por primera vez en 2018 con la introducción de cuatro arquetipos de edge, una forma de categorizar los despliegues de edge en función de los casos de uso. Desarrollamos los arquetipos para comprender mejor el edge y los utilizamos para equipar los centros de edge para satisfacer las necesidades de las organizaciones y los usuarios finales que dependen de ellos. Los cuatro arquetipos son aplicaciones con uso intensivo de datos, aplicaciones sensibles a la latencia humana, aplicaciones sensibles a la latencia máquina-máquina y aplicaciones vitales, y podrás encontrar descripciones de cada uno en este white paper..
Fue un buen comienzo, pero solo fue eso; un comienzo. Las aplicaciones de edge son solo una variable, y una virtual además. Los activos físicos que habilitan estas aplicaciones deben residir en estas ubicaciones de edge. Al reconocerlo, aplicamos un proceso similar para categorizar esas ubicaciones en el edge y, al igual que hicimos con los arquetipos originales, encontramos puntos en común. Las redes de edge actuales tienden a seguir uno de los cuatro patrones de despliegue:
- Geográficamente disperso: Estos centros tienen un tamaño similar y se distribuyen en grandes zonas geográficas; normalmente en un país o una región. El comercio minorista, con tiendas dispersas por el alcance de la cadena, o los servicios financieros al consumidor, que incluye sucursales bancarias, son buenos ejemplos.
- “Hub and Spoke”: Esto también suele abarcar un área grande, como un país o una región, pero los centros están organizados con múltiples despliegues más pequeños alrededor de un centro más grande. Las redes de comunicaciones y logística tienden a adoptar este modelo.
- Concentrado localmente: Se trata de redes más pequeñas, que a menudo prestan servicio a entornos de campus, como los habituales en centros sanitarios, educativos e industriales. También tienden a incluir una serie de despliegues pequeños conectados a una instalación central más grande.
- Frontera autosostenida: Este patrón, con huellas ampliamente distribuidas que van de lo regional a lo global, consiste en los centros de edge individuales más grandes. Estos centros llevan muchas características tradicionales de centros de datos, pero tienden a ser de construcción modular. Los proveedores en la nube suele emplear estos centros para atender áreas de tamaño considerable. Las versiones más pequeñas también se utilizan habitualmente para la recuperación ante desastres.
Esta categorización fue muy útil. Nos dio dos formas de definir centros de edge; por arquetipo (caso de uso) y por geografía. Pero hay más cosas que se deben tener en cuenta. El entorno físico y las características correspondientes de los centros dentro de un grupo determinado añaden una capa final de análisis que podemos utilizar para configurar rápida y fácilmente estos centros de edge para satisfacer las necesidades específicas de nuestros clientes. Esas categorías son:
- Acondicionado y controlado (<6 kW por rack o >6 kW por rack): Se trata de espacios construidos específicamente para tal fin que están climatizados y son seguros. La única diferencia en los centros es la densidad de rack.
- Comercial y oficina: Son espacios ocupados con control de climatización existente, pero limitado, y centros que normalmente son menos seguros.
- Exigente y resistente: Estos requieren sistemas y envolventes más robustos para protegerse contra grandes cantidades de partículas en el aire. A menudo son centros industriales con la amenaza de exposición al agua y cerca de tráfico pesado o maquinaria. Carecen de control climático y son mucho menos seguros.
- Autónomo para exteriores: Estos son centros exteriores y sin supervisión, expuestos a los elementos y que requieren una protección o envolvente. Pueden estar en ubicaciones remotas que requieren algún tiempo para lograr un servicio planificado o no planificado.
- Especialidad: Estos centros probablemente comparten características con una de las categorías anteriores, pero deben manejarse de forma diferente debido a requisitos normativos especiales que podrían estar vinculados a la aplicación, ubicación u otros factores.
Este trabajo de definición ha establecido una metodología clara y previamente inexistente para ayudarnos a comprender (1) la funcionalidad y las características de TI que cada centro debe admitir; (2) la huella física de la red de edge; y (3) los atributos de infraestructura requeridos de cada despliegue. Con esos puntos de información, podemos configurar, construir y desplegar exactamente lo que se necesita de forma más rápida y eficiente, a la vez que minimizamos el tiempo de instalación y mantenimiento en el centro. En pocas palabras, nos permite llevar un elemento de estandarización al edge que antes parecía imposible. Como hemos visto en el centro de datos, la estandarización reduce los plazos y los costes, y agiliza el proceso de despliegue para nuestros clientes.
Si gestionas una red con activos de edge, ¿cómo clasificarías tus centros en estas tres áreas? ¿Alguna vez te han preguntado “What’s your edge?”?